Los nueve menores, residentes en el barrio Los Olivos de esa ciudad, resultaron intoxicados con el gas.
El hecho tuvo lugar el miércoles pasado, a las 13, aproximadamente, cuando José Humberto Cruz, de 55 años, llegó hasta el domicilio de su ex esposa, Claudia Mabel Solís, violando una restricción judicial.
Cruz se presentó en el domicilio, inició una violenta discusión con su ex mujer, que terminó cuando él tomó una granada de gas lacrimógeno y la arrojó en el interior de una pieza, que carecía de ventilación, donde los menores se encontraban mirando televisión.
El gas fue inhalado por los nueve chicos, de entre 1 y 15 años (no todos eran hijos de la pareja), y les provocó fuertes irritaciones, por lo que debieron ser trasladados con prontitud al hospital Joaquín Castellanos.
Allí los atendieron los médicos de guardia y fueron dados de alta horas después, tras comprobarse que la situación no revestía mayor gravedad.
“Los menores se encontraban muy asustados y con los ojos irritados. No sabíamos qué era lo que habían inhalado, por lo que los atendimos como un caso de emergencia. Luego la Policía confirmó que se trataba de gas lacrimógeno”, contó uno de los profesionales que estaba de guardia a El Tribuno. “Creo que se debe de tener mucho odio y malicia para hacer una cosa así. Realmente, nos causó mucha indignación”, expresó Horacio Mdalel, el médico al que le tocó auxiliar a dos pacientes mayores, la madre y una tía de los chicos, Hilda Rosana Solís. Las mujeres no presentaban síntomas complejos, por haber aspirado poco gas.
El desconsiderado padre fue arrestado y trasladado a la comisaría local. El juez correccional 8 desestimó su detención, a pesar de la gravedad del atentado, por lo que Cruz recuperó su libertad pocas horas después, pero con la prohibición de acercarse a 200 metros del lugar donde se encuentre Claudia Solís./eltribuno.com
