Un atacante suicida detonó un coche bomba cerca de una comisaría del norte de Pakistán y mató a 32 personas, en un atentado reivindicado por los talibanes como represalia por la muerte del líder de Al Qaeda, Osama Ben Laden.
El ataque ocurrió en la ciudad de Hangu, cuando un atacante a bordo de una camioneta hizo explotar una bomba en una barrera frente a la principal comisaría, dañando el edificio parcialmente y destruyendo por completo 15 negocios, dijo la policía.
Fuentes médicas dijeron que otras 56 personas resultaron heridas en el atentado, que fue el segundo en dos días contra la policía y que llega en medio de una ola de ataques a fuerzas de seguridad del país que el gobierno prometió combatir “por todos los medios”. El distrito de Hangu tiene una larga historia de violencia entre las sectas islámicas de chiitas y sunnitas, y se ubica cerca de las áreas tribales de la frontera afgano-paquistaní, donde tienen sus bastiones la red Al Qaeda y los talibanes paquistaníes.
El atentado fue reivindicado precisamente por los talibanes.
“Asumimos la responsabilidad por este ataque. Pornto verán ataques más grandes”, dijo un vocero de los talibanes paquistaníes. “La venganaza por Osama no puede satisfacerse sólo con ataques pequeños”, agregó este portavoz islamista, Ehsanullah Ehsan, en declaraciones desde la clandestinidad citadas por la cadena CNN.
Los talibanes de Pakistán reivindicaron ya varios atentados para vengar la muerte del líder de Al Qaeda, asesinado el 2 de mayo pasado en Pakistán por un comando militar estadounidense que al parecer actuó sin informar previamente al gobierno local. Mientras Pakistán intenta capear las derivaciones de la muerte de Ben Laden en el país, la secretaria de Estado norteamericana, Hillary Clinton, dijo que Estados Unidos tiene “expectativas” respecto de las autoridades paquistaníes.
“Tenemos expectativas que deseamos que el gobierno paquistaní cumpla, pero quiero subrayar que no se ha mantenido inactivo”, dijo Clinton en París. “Estuvieron activamente ocupados en su propia y amarga lucha con estos terroristas”, agregó Clinton ante periodistas.
El domingo, seis islamistas atacaron una base aérea en la sureña ciudad de Karachi, mataron a 10 militares y destruyeron dos aviones fabricados en Estados Unidos que costaban cada uno 36 millones de dólares, en una acción humillante para el Ejército, que empleó a cientos de soldados y 17 horas para repelerla.
También en la jornada, tres personas murieron en la región tribal de Waziristán del Norte, un bastión de Al Qaeda y los talibanes en el noroeste paquistaní, según informó la cadena televisiva Aaj. Las circunstancias del atentado aún no están claras, pero una fuerte explosión se sintió cerca de un puesto de detención de la policía no lejos de un mercado que fue cerrado luego por las investigaciones.
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