Un gol anulado a Eduardo Domínguez (por un offside inexistente) y el polémico y decisivo tanto de Maximiliano Moralez, protestado hasta el día de hoy por una falta previa del delantero Joaquín Larrivey sobre el arquero Gastón Monzón, dejaron a Gabriel Brazenas en el ojo del Huracán. A casi dos años del hecho, el diario Muy contó qué fue de la vida del árbitro.
Hasta el día de la polémica, Brazenas era el gerente coordinador de la Unidad de Administración de Beneficiarios del Instituto de la Vivienda de la Ciudad de Buenos Aires. Luego del partido en cuestión, el árbitro nunca más volvió a la oficina.
Desde entonces, las amenazas de muerte pasaron a formar parte de su día a día y lo llevaron a tomar la decisión de dejar su casa de Lanús y mudarse de barrio.
Como no tiene relación con la AFA desde noviembre de 2010, Brazenas apenas pudo mantenerse en actividad en torneos regionales. Además, asegura el diario Muy, para subsistir tuvo que empezar a hacer changas de albañilería, oficio con el que hoy sobrevive./infobae.com
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