“Cuando yo tenía ocho añitos me empezó a violar; yo nunca te quise contar nada mami porque me daba vergüenza lo que me habían hecho, pensaba que yo tenía la culpa”, narra la adolescente, hoy de 15, en el manuscrito que le dio a su mamá. El acusado tiene prisión preventiva.
“Ese hombre (por cómo actúa) no es mi papi, cuando yo tenía 8 añitos me empezó a violar”, dice la carta de Flor (nombre ficticio), una adolescente de 15, que fue sometida sexualmente durante siete años por su padre biológico, que le envió una carta a su madre para contarle los padecimientos que había sufrido.
La historia comenzó 26 de julio del 2010 en el barrio Libertad, en la calle Esteban Rans, en Santiago del Estero, el día que la joven cumplió quince años. La condición económica de los padres no les permitía hacer una fiesta para celebrar el natalicio de la chica y eso disparó una discusión.
Dos semanas antes de ese día, la adolescente le había escrito una carta a su mamá y le había pedido que la abriera el día de su cumpleaños. Tras el duro contrapunto, la mamá de Flor fue a leer la misiva de su hija.
“Desde hace mucho tiempo no puedo ser feliz, vos decís que es porque yo soy caprichosa, pero no es así, después de leer esto te vas a enterar lo que tuve que sufrir y padecer este tiempo”, comenzaba la epístola de la joven.
“Cuando yo tenía ocho añitos me empezó a violar; yo nunca te quise contar nada mami porque me daba vergüenza lo que me habían hecho, pensaba que yo tenía la culpa”, continuaba la dolorosa carta, que está adosada al expediente judicial.
La mujer, no podía creer lo que estaba leyendo. A través de la carta, la joven le rogaba a su mamá que abandonaran el hogar familiar y se fueran a vivir a la casa de su abuela.
“No puedo seguir aguantando, no quiero vivir más, no puedo creer lo que me pasó”, dice una de las líneas la conmovedora misiva. La carta, más una serie de pericias y declaraciones, dan la pauta de que Flor pensó en terminar con su vida a causa de los padecimientos de los que era víctima en su casa.
En la carta, la víctima contaba que estaba de novia hacía poco más de un mes, pero que no podía pensar en las caricias de su novio, mucho menos en tener relaciones con él a causa de los abusos de los que fue víctima desde su niñez.
La mamá de la adolescente, no dudó de su hija, creyó en cada una de sus palabras y la acompañó en su difícil camino de la búsqueda de Justicia, que comenzó con la denuncia en la Comisaría Primera del Menor y la Mujer.
Luego vinieron las pericias forenses para determinar si la joven había sido abusada. Tras los estudios médicos llegaron los informes de los psicólogos y psiquiatras que tuvieron que determinar si los relatos de la joven eran creíbles. Tras pasar por todos los filtros periciales, su causa comenzó a ser instruida en la Justicia.
A juicio
Apenas la causa llegó a manos del fiscal de Cuarta Nominación, Ramón Alfonzo, el funcionario supo que estaba ante una causa compleja y que requería la máxima atención y celeridad para resolverla.
Por esa razón, tras analizar el caso, el representante del Ministerio Público dispuso las medidas probatorias que consideraban que podrían ayudar al arribo de la verdad.
Luego de analizar cada uno de los expedientes junto a sus colaboradores de la Fiscalía, Alfonzo realizó el requerimiento de elevación a juicio oral, para que sea un tribunal el que establezca la pena que le corresponderá al presunto abusador, si es encontrado culpable.
La causa por los abusos que sufrió Flor durante ocho años está plagada de testimonios desgarradores, particularmente los emitidos por la menor. Pero los más duros corresponden a los abusos que sufrió cuando era una niña de apenas ocho años.
“El me llevó a una pieza, cerró la ventana para que no lo vean de afuera, se bajó los pantalones, me sacó la ropa, yo no sabía lo que hacía hasta que me la metió y me dolió mucho”, contó la adolescente.
Además Flor contó que tras el abuso durante varios días padeció ardor en la zona vaginal, pero que no quiso contarle a su madre porque “se sentía culpable por lo que había pasado” con su padre.
Durante su declaración la joven contó que su padre la obligaba, desde que era una niña, a “hacerle sexo oral” y que ella siempre se negaba. Pero además, relató que el abusador siempre intentaba practicarle sexo oral a la niña, pero que ella se negaba, lloraba y siempre logró evitar que su padre lo hiciera.
Los relatos de la causa son estremecedores y fueron fundamentales para dictar la prisión preventiva del acusado.
Télam
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