Una corte rabínica en Jerusalén sentenció a muerte a un perro, luego de llegar a la conclusión que era la reencarnación de un abogado que ofendió a los jueces hace 20 años.
Hace algunas semanas, un perro grandote entró a la Corte de Asuntos Monetarios, cerca del barrio ultraortodoxo de Mea Shearim, asustando a los visitantes y negándose a salir, incluso aunque algunas personas trataron de echarlo. Uno de los jueces de la corte recordó algo que había ocurrido hace 20 años: un abogado secular que había ofendido a los jueces fue maldecido por ellos para reencarnar en el cuerpo de un perro (considerado un animal impuro).
El abogado en cuestión murió hace años, pero uno de los jueces, que todavía se sentía ofendido, sentenció al pobre animal a morir apedreado, y ordenó que la tarea fuera llevada a cabo por los niños del barrio.
Afortunadamente el perro se salvó. No se sabe si es porque presintió el peligro inminente o algún alma sensible lo rescató. Sea como fuere, se las arregló para escaparse antes de que la terrible sentencia fuera llevada a cabo.
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