
El final menos deseado finalmente llegó. Efectivos policiales realizan un nuevo rastrillaje en Vergara y Acceso Oeste, en una colectora, a la altura de la Avenida Vergara en Hurlingham, a una distancia de alrededor de 30 cuadras de la vivienda de la familia de Candela Rodríguez. Se encontró en el lugar una bolsa con un cuerpo en su interior, que horas más terde se confirmó que se trataba del cadáver de la nena.
Candela Sol Rodríguez permanecía desaparecida desde el pasado lunes 22 de agosto. Su madre, Carola Labrador, había expresado en numerosas oportunidades su incansable deseo de encontrarla, tras diez días de intensa búsqueda. Para seguir todas las pistas del caso, la mujer tuvo contacto directo con gobernador Daniel Scioli, el ministro Ricardo Casal, el jefe policial Juan Carlos Paggi y hasta la presidenta Cristina Fernández de Kirchner, que la recibió en la Casa Rosada.
En tanto, por estas horas estaba en vigencia la campaña “48 horas por Candela”, organizada por la Fundación Niños Perdidos y la Red Solidaria, con adhesión de artistas y deportistas famosos como Pablo Echarri, Mercedes Morán, Facundo Arana, Mario Pergolini, Adrián Suar, Enrique Piñeyro, Guillermo Francella, Ricardo Darín, Juan Campanella y Martín Palermo, entre otros.
Desde el inicio de la investigación, se habían recibido unas 1.200 llamadas, revisado 900 viviendas y 600 terrenos baldíos y predios en obras, con la participación de 1800 policías y más de 200 patrulleros.
Uno de estos últimos allanamientos se había realizado en una vivienda de Hurlingham, muy cercana al domicilio de Candela, donde vive un hombre identificado como "El Gordo" Juan Manuel, quien fue compañero de celda en el penal de Magdalena de Alfredo Rodríguez, padre de la nena de 11 años, que está preso por delitos relacionados a la piratería del asfalto.
Según había contado su familia, Candela desapareció cuando esperaba en la esquina de su casa, ubicada en Caroceros 2552, Hurlingham, a unas amigas para ir juntas a la Parroquia San Pablo Apóstol, donde iban a participar de una reunión de Scouts. A los pocos minutos, una de ellas tocó el timbre de la casa, para avisar que la menor ya no estaba allí.
Desde ese día, se difundieron todo tipo de especulaciones. Incluso, una fuerte versión circuló por los medios sobre una presunta comunicación telefónica que la nena habría tenido con su madre desde un teléfono fijo, lo que resultó ser mentira, ya que se trataba de una serie de llamadas falsas. “Hay gente que se está haciendo pasar por mi hija”, había advertido la madre, indignada por las macabras bromas.
También se descalificaron rumores sobre una supuesta carta que habría recibido el padre de la nena en la cárcel.
Cuando se cumplieron cinco días de la desaparición, se siguió una pista aportada por una testigo, que dijo haber visto a una chica con “características similares” a Candela en una zona no precisada del Gran Buenos Aires. En tanto, una vecina de 82 años había escuchado la frenada de un auto, bocinazos y un grito que interpretó como un pedido de auxilio, por lo que se sospechaba que la menor había sido secuestrada.
Otro testimonio que cobró relevancia fue uno que aseguraba que, momentos antes de la desaparición, la chica se había dirigido hacia la esquina opuesta a la de Bustamante, que era la que señalaba su familia.
En tanto, el barrio en el que vivía la nena realizó una gran cantidad de marchas para pedir por su aparición con vida. Entre ellas, hubo una de “delantales blancos”, organizada por los maestros de la escuela Nº 28 de Villa Tesei, a la que asistía Candela. La última marcha había convocado a más de 500 personas.
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