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“Los natatorios pueden representar un lugar de peligro sin los debidos cuidados. En particular hay que controlar el agua que se utiliza, evitando los factores que pueden contribuir a su contaminación”, indicó a AIMSalud y Bienestar el médico especialista en Epidemiología Pablo Basso.
Síndrome Urémico Hemolítico, también en las piletas
En diálogo con ese suplemento, el profesional afirmó que “si se tiene en cuenta que una pileta es un compartimiento estanco de agua, la mala conservación hace que proliferen microorganismos, algas, insectos o parásitos, por lo que no conservarla en buen estado es un riesgo”. Y advirtió que hay bacterias que se transmiten por el agua como la Escherichia coli, y en algunos casos, provocan el Síndrome Urémico Hemolítico.
“En esa oportunidad se transmitió por el agua de un piletín que no estuvo suficientemente clorada”. El profesional destacó que se deben utilizar productos químicos para la conservación del agua, pero en condiciones de seguridad. “Lo primero que hay que hacer antes de realizar un tratamiento químico es conocer es el estado del agua, si ésta es receptiva a los productos y luego ver el pH”.
Usualmente en Argentina el pH es elevado, por lo que se adecua el agua a un rango de 7,8 o 7,4. No obstante afirmó: “cuando hay materia orgánica fecal en el agua, no hay sustancia desinfectante que la mate, por lo que hay que extremar los cuidados”.
Por eso, aconsejó a los padres no envíen a los chicos a la pileta cuando están enfermos “y menos aún cuando tienen diarrea. Como la enfermedad también puede transmitirse de persona a persona, los niños que usan pañales no deberían compartir la pileta con otros chicos, pero como eso es prácticamente imposible, lo mejor es tomar medidas para evitar problemas”.
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