Según fuentes policiales, entre los detenidos, hay incluso un nene de 13 años y un maestro de una escuela de “Biam”, una zona rural de la costa noreste del país. Cuando cayó la policía al lugar del hecho en la localidad de Biam, el líder de la secta y otros dos miembros se habían escapado.
Esta orden de registro del lugar, la había dictaminado un juez luego del hallazgo de restos de un cadáver mutilado y “lastrado” casi en su totalidad, contó el jefe de la Policía, Daniel Kapen, al diario The National. Según el mismo diario, los miembros de la secta estaban armados con fusiles, arcos y flechas, cuchillos y hachas y se habían maquillado como el “guason” de Batman pero utilizaban como maquillaje las cenizas de los fiambres.
Atacaban a quienes creían que eran “brujos” o “hechiceros” que extorsionaban pidiendole plata y comida a las familias de los enfermos, alegando que tenían el poder de “curarlos”.
Tras matarlos, los miembros de la secta extraían los órganos de las víctimas porque creen que es la forma de destruir sus poderes.
Y despues, o lo hervían o lo tiraban a la parrila y así comerselos, según informó el diario australiano Sydeny Morning Herald. Según el jefe de la Policía, Daniel Kapen, el movimiento tiene más de 500 seguidores en 14 comunidades rurales.
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