Al mismo tiempo que el padre Juan Castro Zavalía advertía que “en La Banda aumentan cada vez más las prácticas de satanismo”, varios vecinos fueron testigos involuntarios de una extraña escena en la vereda de una casa de la calle Chacabuco al 100, donde pudieron fotografiar a una mujer con un largo vestido blanco y una también abundante cabellera negra.
La primera explicación esbozada por los protagonistas fue la de una aparición fantasmagórica, pero luego de ver detenidamente la fotografía no se advierten detalles que apoyen esta posibilidad, por lo que se sospecha que se trataba de una presencia real, de una persona en extraña actitud, en un horario totalmente inusual y con un atuendo nada común, frente a una casa cuya moradora más tarde relató que no pudo dormir y que escuchó ruidos extraños e inusuales esa noche.
Analizando la situación, se llegó a la conclusión de que otra posibilidad era que en ese lugar se podría haber estado practicando algún tipo de rito desconocido.
La llamada
Todo comenzó alrededor de las 2.30 de la madrugada, cuando un remís de una empresa bandeña recogió a dos pasajeros en la plaza Belgrano, precisamente sobre la avenida del mismo nombre, para llevarlos hasta la calle Sarmiento entre Chacabuco y Ameghino.
El relativamente breve viaje transcurrió normalmente hasta que el vehículo cruzó la calle 25 de Mayo para comenzar a circular por Chacabuco. Incluso la joven pareja de alrededor de 20 años, aparentemente novios, habrían estado jugando con su celular, sacándose fotos o enviando mensajes.
El conductor, Diego Verón, no reparó en esta circunstancia hasta después del escalofriante episodio que les tocaría vivir.
En efecto, al ingresar por la calle Chacabuco, a pocos metros del paso a nivel, la sorpresa del conductor del remís fue tal que instintivamente les advirtió a sus pasajeros, quizás para ratificar lo que veía, ya que no podía dar crédito a sus ojos: “¡Uy, mirá, una mujer de blanco!”.
Sorprendidos por la presencia de aquella figura, con apariencia femenina, con un largo vestido blanco cuyo extremo formaba un semicírculo a sus pies, sobre el cordón de la vereda, mirando hacia la casa, la pareja le pidió al chofer que detuviera la marcha, por lo que éste se orilló. Según el relato del remisero, inmediatamente detrás de ellos lo hizo un automóvil particular, un Peugeot 307 de color negro y también un sereno que pasaba por el lugar en bicicleta.
Según el testimonio, todos fueron testigos de la misma presencia. El pasajero del remís apuntó con su celular y sacó una fotografía, y en ese preciso instante, la mujer giró hacia donde todos ellos estaban, provocándoles un susto mayúsculo: “Acelerá, acelerá”, le gritó el joven al remisero, mientras su novia profería un fuerte alarido.
El conductor del Peugeot los imitó y todos fueron a detenerse en la esquina de la calle Sarmiento, desde donde volvieron la mirada hacia la vereda aquella, pero ya no vieron absolutamente a nadie.
El padre Castro Zavalía había advertido ayer mismo: "Hay mucha brujería en La Banda"
“La Banda es un centro muy importante de la provincia, yo creo que el más grande de todas estas prácticas de satanismo, de adoración a San la Muerte, de umbandas”, según la seria advertencia del padre Juan Castro Zavalía, párroco de Cristo Rey, quien de inmediato señalaba ante la consulta periodística: “Están abundando muchísimo todo este tipo de cultos. Hay mucha brujería en La Banda, todo tipo de reuniones”.
Casi al mismo tiempo que el diario comenzaba a venderse en las calles de la capital y de La Banda, un remisero, sus dos jóvenes pasajeros, el conductor de un vehículo particular y el sereno de la cuadra, habrían sido testigos de la inexplicable presencia de una mujer vestida de blanco -atuendo típico de los umbandas y adoradores de ritos esotéricos y satánicos-; a avanzada hora de la madrugada, cerca de las 3 de la mañana; en una actitud muy extraña, ya que se encontraba de pie sobre el cordón de la vereda, pero mirando hacia la vivienda; todas circunstancias que pueden ser fácilmente vinculadas con este tipo de prácticas oscuras y que no encuentran una fácil explicación en ningún tipo de actividad normal.
En la publicación de ayer, el padre Juan admitía con preocupación: “A nosotros constantemente nos hacen brujerías, nos dejan en la parroquia ofrendas de este tipo, sacrificios de animales, estampas de San la Muerte. Como uno no cree no importa, pero ha venido gente muy afligida porque le han dejado estos sacrificios en la casa. A la gente que tiene un poco de superstición la trastorna y se pone como loca, porque encuentra una gallina degollada en la puerta de su casa, con una cruz hecha con sal y aceite, y le causan mucho daño”.
Pero relató que la audacia de quienes practican estos ritos va más allá de lo concebible, ya que según el sacerdote “constantemente” va gente a su parroquia “con bidones de tres litros para que les bendiga el agua y son desconocidos de la Iglesia”, por lo que en varias ocasiones se negó a bendecírsela: “No sé qué uso le van a dar”, justificó.
Hechos inexplicables
El padre Castro Zavalía hizo dos relatos de hechos que le tocaron vivir como guía espiritual en la ciudad de La Banda: “A mí trajeron el año pasado a una chica, me la llevó la madre a la capilla de San Cayetano, en Villa Raquel. Le habían pedido a la chica -que tenía entre 16 y 18 años- que matara a su madre (de unos 40 más o menos), para poder tener la moto que ella deseaba. La hija me dijo: ‘A mí me dijeron que la mate a mi mamá para que Satanás me dé la moto’. La chica había quedado muy perturbada, por supuesto no se animó a dar ese paso de matar a la madre por la moto, pero tampoco estaba muy decidida a quedarse sin el vehículo, se la notaba que tenía una preocupación muy grande. Me dijeron que iban a volver, pero nunca más las volví a ver a ninguna. Si mal no recuerdo era un culto umbanda”.
En otro caso, hace un tiempo, dijo que una pastora evangélica le confió que en el barrio Los Lagos en una sesión de umbandismo se había practicado un aborto a una jovencita y entregado el feto como ofrenda a satanás, aunque rápidamente aclaró que no le costaba la veracidad de la versión, ni vio posteriores noticias relacionadas con algún caso parecido.
Atención
En cambio alertó a los padres: “Hay que advertir a la gente que hay mucha variedad de cultos. Que los padres cuiden mucho a sus hijos; que se preocupen por saber a dónde van y con quién están. Y por supuesto tratar de advertir a los demás cuando uno sabe a dónde se hacen estas reuniones de umbanda que mezclan santería cristiana con estos ritos satánicos, con lo cual pueden confundir a las personas y pueden trastornarlas”.
También alertó sobre “el lavado de cerebro” que practican estas sectas y “el riesgo que conlleva para los adolescentes, que son tan manejables, que puedan llegar ahí. Por eso hay que tomar el toro por las astas antes que se produzcan los hechos. Tienen que cuidarse antes de que lleguen ahí”.
Acerca de probables delitos, recomendó: “Cuando hay una situación de riesgo con estos cultos umbandas y hay realmente secuestros de personas o incitación al crimen, hay que ir directamente y hacer la denuncia en Tribunales, ante el juez correspondiente; también a través de la Comisaría del Menor y la Mujer, dependiendo del crimen de que se trate. Y por supuesto recurrir a la guía y acompañamiento espiritual”.
Guillermo Laborde: "El umbandismo en la ciudad es hoy una práctica muy visible"
En el mismo informe del suplemento Zonales La Banda, el pastor Guillermo Laborde, señalaba el crecimiento del fenómeno ocultista en la ciudad: “Veo con mucha alarma y asombro el crecimiento del umbandismo en La Banda, cuando años atrás esto se mantenía muy escondido, pero hoy es una práctica muy visible”.
El líder de la iglesia evangélica Movimiento Cristiano y Misionero reveló que “la cantidad de gente que los consulta es cada vez mayor, además los rituales ya no son ocultos”.
Releyendo de memoria la Biblia, citó: “En el Nuevo Testamento, los apóstoles muestran enfáticamente que estas prácticas son nocivas, como la hechicería, el esoterismo, la brujería o el curanderismo. Es evidente el crecimiento y lo alarmante es el resultado, como los crímenes que hemos tenido y otras situaciones extremas, porque ellos apuntan fundamentalmente a la destrucción. Practican rituales muy destructivos”, afirmó.
Intersecciones
Haciendo referencia a que estos cultos consideran puntos vitales para sus prácticas los cruces de caminos, las intersecciones o encrucijadas, el pastor dijo que la mayor exposición de estas prácticas también son moneda corriente en rutas transitadas como la nacional 34 y la provincial 5. “En estos lugares se ven permanentemente prácticas o huellas de rituales, donde siempre están involucradas personas, ya sea a favor de alguien o para perjudicar a alguien”, dijo.
“Esto es todo lo contrario a lo que quiere Dios, y lo veo muy peligroso porque esta gente utiliza muchos elementos del cristianismo, con lo cual las personas que no tienen suficiente conocimiento son engañados más fácilmente”, advirtió.
Víctimas atormentadas
En cuanto a las consultas que recibe en su iglesia, Laborde dijo que muchos llegan atormentados en busca de ayuda.
“En algunos casos son personas que participaron de rituales y vuelven atormentadas, sienten molestias, ruidos, espíritus persecutorios, que los sigue la muerte, todos con muchos miedo. El que ha practicado esto llega a la aflicción extrema. También hay adolescentes que por curiosidad se han metido, algunos por desamor y acuden a un chamán para pedir amarres y cosas parecidas”, explicó. l
En la casa donde tomaron la fotografía, la dueña no pudo dormir
“Nosotros estuvimos como hasta la una y todo normal, pero cuando me acosté no podía dormir, porque sentía ruidos raros, nada normales para lo que es el barrio, independientemente del tránsito”, fueron las primeras palabras de Nancy Serrano, la moradora de la vivienda en cuya vereda se fotografió la extraña figura humana, pero antes de ver la imagen.
De esta manera, confirmó en cierta forma el extraño suceso que tuvo lugar frente a su vivienda.
“Yo escuché eso, el auto, la frenada, los ruidos y que después se fueron”, admitió la afligida mujer al consultársele si había sido testigo de lo sucedido a los pasajeros, al remisero, el conductor del otro auto y el sereno de la cuadra.
Al ver finalmente la fotografía en el celular, espontáneamente se tomó la medalla que tenía en su cuello y exclamó: “¡Hay qué horror, Dios!”. Luego recordó un poco más: “Yo no vi nada, pero estando adentro, no he podido dormir hasta más de las tres de la mañana, porque yo sentí cosas raras”.
Enseguida agregó: “Lo que pasó es que perdimos una llave de la casa y yo estaba con esa preocupación. Yo sentí ruidos raros aquí adelante. Incluso sentí cuando cerraron el portón, que pusieron el pasador. Me levanté pensando que me iban a abrir la puerta con esa llave que se perdió, pero no había nada”, señaló acompañada por Ricardo Guzmán, quien expresó por su parte: “Yo no creo ni dejo de creer en estas cosas, pero no vi nada. Además, si uno está fuerte espiritualmente, no hay que tener miedo”. l
Fuente: http://www.elliberal.com.ar/ampliada.php?ID=79513
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