En el espacio televisivo, llamado Aman Ramazan, los concursantes obtienen regalos al responder correctamente diversas preguntas sobre el Corán, una temática relacionada con su fecha de emisión: el mes del Ramadán.
El presentador, Aamir Liaquat Hussain, suele mezclar religión y espectáculo en sus programas, lo que le ha convertido en sinónimo de controversia en su país. Argumenta que, al igual que en la Navidad los regalos de Papá Noel inundan las casas de Occidente, durante el Ramadán, los musulmanes también necesitan “hacer felices a las personas” a través de obsequios, según publica CNN. Lo llamativo es que el show ha pasado de ofrecer lavadoras a regalar niños.
Los bebés que se llevan los ganadores han sido donados por la ONG Chhipa Welfare Association, que, según su responsable, Ramzan Chhipa, realiza una labor ejemplar al entregarlos al programa: “Los encontramos abandonados en la calle, en cubos de basura. Algunos, muertos; otros, con mordeduras de animales... ¿Por qué no salvar sus vidas y darles un hogar?”, se pregunta.
Además, Chhipa aclara que su organización realiza las investigaciones necesarias para saber que los pequeños estarán en las manos adecuadas. Por ese motivo, en este caso considera que el fin sí justifica los medios y le quita importancia a que, como critican algunos, se otorgue a un bebé la categoría de “trofeo”.
El presentador tampoco escatima en elogios hacia el formato: "Intentamos dar una alternativa” a esos niños que “crecen en la calle” y acaban siendo utilizados para cometer actos de terrorismo mediante su “suicidio”; queremos que sean “ciudadanos responsables”, algo que servirá para unir una nación dividida por la violencia. “Fomentamos la paz y el amor porque damos bebés abandonados a padres que desean tener hijos y no pueden”, explica.
Hasta ahora, los premios de este tipo han sido dos niñas. La madre de una de las parejas agraciadas aclaró que al principio se quedó impactada y no se lo creía -asisten al espacio sin saber cuál será su regalo-, pero después lo asimiló y ahora se encuentra “superfeliz”. En los próximos días se prevé que el programa, que dura unas siete horas, entregue otro niño a sus nuevos padres.
Mientras que algunos acusan a los productores de hacer cualquier cosa con tal de conseguir más audiencia, sus directivos no parecen hacer mucho caso a esos comentarios y, gracias a los récords de audiencia logrados, ya piensan en ampliar la emisión -para que no se limite sólo al Ramadán- e incluso en adaptarlo a otras minorías: las comunidades hindúes, sijs y cristianas.
En Pakistán, la adopción no es un trámite que se encuentre dentro de su ordenamiento jurídico. Debido a ello, estos ganadores de Aman Ramazan deben acudir a un tribunal y solicitar la tutela del menor.
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