Mbereko es viuda desde hace 12 años y vive con su hijo de 23 años, Farai Mbereko.
La mujer asegura que está embarazada de seis meses y que ha decidido que es mejor casarse con su hijo, porque no quiere hacerlo con los hermanos de su difunto marido, que sí pretenden casarse con ella.
Betty sorprendió al tribunal de su aldea la semana pasada cuando afirmó que el romance con su hijo había empezado tres años antes.
La mujer afirmó que después de gastar un montón de dinero en mandar a Farai a la escuela tras la muerte de su marido, ella sentía que tenía derecho a su dinero y que no hay otra mujer que tenga derecho a llevárselo.
"Luché sola para enviar a mi hijo a la escuela y nadie me ayudó. Ya ven que mi hijo está trabajando y me acusan de haber hecho algo malo".
"Déjenme disfrutar de los frutos de mi sudor", dijo al consejo de la aldea.
Farai, por su parte, dijo que estaba más que preparado para casarse con su madre y que pagaría una deuda que su padre había dejado sin pagar a sus abuelos.
"Sé que mi padre murió antes de que terminara de pagar la dote de la novia-la de su madre- y estoy dispuesto a pagarla", aseguró.
"Es mejor dar a conocer lo que está sucediendo porque la gente debe saber que yo soy el que dejó embarazada a mi madre".
De no hacerlo, a su madre se la acusaría de promiscuidad.
Mientras, el jefe local Nathan Muputirwa ha afirmado que "no podemos permitir que esto suceda en nuestro pueblo. Esto es, de hecho, un mal augurio. En el pasado, los habríamos matado por lo que han hecho pero, pero hoy no podemos hacerlo porque tememos a la Policía".
Muputirwa advirtió a la pareja que rompieran inmediatamente su relación o que dejaran el pueblo. Madre e hijo han eligido esta última opción y desde entonces han abandonado la aldea para tomar un destino desconocido.
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