DATO EXTRA | Los padres de los pequeños que sufrieron abusos por parte del docente del jardín de infantes "Pato Donald", denunciaron los hechos. Sin embargo, ante la falta de respuesta de la directora del lugar, entraron a la fuerza, destrozaron todo y se enfrentaron a la policía.
La violencia es inconcebible, pero con los chicos no. Destruir un jardín no resuelve nada, pero con los chicos no. Tirarle todo lo que se tiene a la mano a la policía no se justifica, pero con los chicos no. Nunca.
La bronca de decenas de padres de chicos que asisten al Jardín de Infantes Municipal 6 Pato Donald, de Villa Domínico, se canalizó de la peor manera. Pero su motivo es más que comprensible: un profesor de música había abusado de sus hijos. Lo único que buscaban era una respuesta que nunca llegó.
La directora de la institución, Adriana Rzecnik hizo todo mal. Desde fines del mes pasado está al tanto de lo ocurrido, pero no accionó. En la tarde del lunes, a medida que los padres llegaban al jardín, consternados, porque se acababan de enterar de lo sucedido, no dio la cara y sólo los recibió en pequeños grupos. Después, prometió hablar frente a todos, protegida por una reja, pero nunca lo hizo. A los papás, la paciencia se les acabó y el río se llenó de sangre.
Cobardía
La falta de palabra -complicidad- de la directora generó el caos. Con sólo dar la cara y recibir algunos insultos hubiese sido suficiente. Los padres, envueltos en un mar incontrolable de lágrimas, empezaron a ponerse nerviosos y, casi una hora después de la incumplida promesa, decidieron entrar. Forzaron la reja y de una patada abrieron la puerta de entrada al patio del jardín, ubicado en San Vicente y Mitre, Villa Domínico. A partir de entonces, todo fue violencia.
Mientras pedían que Rzecnik saliera a “dar la cara” y discutían con los efectivos, rompieron vidrios, tiraron juguetes, volaron palos. Cuando llegó la infantería, intentaron bloquear la entrada con las hamacas, pero otros uniformados lo impidieron.
Aunque por momentos los ánimos se calmaban, la gresca siguió en la calle luego de que la policía arrojara gas pimienta. Allí, varios fueron detenidos.
Denuncia
“La directora no tiene respuesta, es una vergüenza, una caradura”, se quejó Mailén Ruiz, madre de una de las víctimas, tras hablar con Rzecnik antes de los incidentes.
Ruiz fue la primera mamá que hizo la denuncia, luego de que el 27 de mayo pasado notara la extraña conducta de su hija, de cuatro años. “Jugaba con la hermanita y le dio un beso de lengua. Le pregunté y me dijo que se lo había hecho un compañero que también le había tocado la cola”, recordó. Pero esto no fue todo: “A mi marido le contó que el profesor de música le había metido una botella en la boca, le dio un beso y le tocó la cola”.
Por todo esto, el lunes por la mañana realizó una denuncia contra el profesor, un tal Andrés, de quien en la escuela no quisieron darle el apellido y que hasta la mañana del lunes dio clases. En la presentación, aseguró que otros papás le revelaron que esa bestia hacía “un juego que se llama Los Encantados y para desencantar a una nena o a un nene tenían que darle un beso en el cuello o en la boca”.
Como consecuencia de todos estos abusos, los padres coincidieron en que los chiquitos “se hacen pis encima y dan besos en la boca y en el cuello”.
Respuestas increíbles
Ante los reiterados reclamos, Rzecnik sólo tuvo evasivas. “No puede ser porque la maestra está siempre en el aula”, dijo, lo que fue desmentido por los propios chicos. La otra respuesta, fue aún más vergonzosa: “Los chicos se dan besos porque se saludan”.
Esta mujer debería entender que hay cosas más importantes que su mísero cargo. Rzecnik, con los chicos no.
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