Condiciones deficitarias de higiene, edificios sin planos aprobados, falta de recursos y personal insuficiente son algunas de las características de dos informes difundidos ayer por la Auditoría General de la Provincia sobre los hospitales de Tartagal y de Cafayate.
El estudio sobre el hospital de Tartagal se limitó al funcionamiento del área de pediatría durante el año 2013. El punto más serio del informe da cuenta de una correlación entre deficiencias en el servicio y un aumento en la tasa de mortalidad infantil, que de por sí es superior a la media provincial.
Según los datos entregados por las mismas autoridades del hospital, la tasa aumentó el 1,03%, pasando del 10,57% al 11,60%. Sin embargo, los datos del Ministerio de Salud son distintos: para el año relevado, la tasa de mortalidad infantil de Tartagal llegó al 18,14% (cada mil nacidos vivos), cuando la media provincial fue de 13,90%.
El informe también da cuenta de la falta de profesionales y de salitas cerradas, porque la unidad sanitaria del hospital tiene, bajo su funcionamiento, cinco centros de salud, diez puestos sanitarios y un puesto fijo en Misión Pacará; sin embargo durante las inspecciones no encontraron funcionando los centros de salud de San Roque y Misión Cherenta, ni los puestos sanitarios de Granja La Rosa, Tranquitas, San Antonio, 9 de Julio, San Silvestre y 200 viviendas.
En parte por esto se llega a unos de los datos más preocupantes del informe: hubo 47.192 consultas pero “de cada 100 pacientes menores que recurren al hospital en busca de turno, 10 niños no son atendidos” (sic).
Otro problema detectado en el hospital: “el servicio de unidad de terapia intensivas de pediatría no prestó servicio durante el periodo auditado, por no haber médico especializado.”
Para tratar de mitigar el impacto de falta de personal, los profesionales realizan obras extras, las cuales facturas como monotributistas, lo que no es legal, puesto que el personal de planta permanente tiene prohibido cobrar por otros servicios. El tope de guardias activas debe tener un techo de 120 horas; pero ese año los médicos llegaron a hacer 144 horas.
Un recorte extraño
Una parte del informe de auditoría muestra una marcada disminución en el total de kilogramos de leche fortificada entregada a la categoría de “Niños con bajo peso” durante el ejercicio 2013. “Lo entregado en el mes de noviembre representa el 9,76% de la cifra entregado en febrero para ese mismo rango, sin que se hayan especificado las razones de la misma”, señala.
La leche era entregada al gobierno nacional. Enviaba, al comienzo, por mes 50.174 kilogramos, con el objetivo de llegar a chicos con bajo peso.
Uno de los motivos por los cuales no se puede conocer los motivos de disminución de la cantidad de leche repartida, es que “los formularios de entrega de leche materna no incluyen información sobre la evaluación del estado nutricional de los niños, impidiendo elaborar indicadores que permitan el cotejo con el Plan Quinquenal de Salud”.
En relación a este tema, el informe explicita que no hubo forma de medir el desarrollo nutricional de los niños, porque hubo un cambio en el sistema de medición, con lo cual era imposible establecer parangones.
El estado edilicio del área de pediatría es similar al ya detectado en otras auditorías, sobre el nosocomio Juan Domingo Perón: el servicio de Pediatría no cuenta con habilitación categorizante, el edificio sólo dispone de planos de arquitectura, sin la aprobación pertinente, no cuenta con planos de estructura sismorresistente, no posee planos de infraestructura eléctrica. Además, no hay separación de residuos comunes y biopatogénicos. “El servicio de pediatría no dispone de estudio de seguridad edilicio, ante la ocurrencia de fenómenos naturales o eventos producidos por el ser humano, tales como: sismos, inundaciones, deslizamiento de tierra, incendios, accidentes de tránsito, avalanchas humanas”. Tampoco hay luces de emergencia, señalética indicativa de los medios de egreso y vías de evacuación.
Los problemas del Hospital de Cafayate
El nosocomio de esta localidad tiene otros problemas, muchos de ellos organizativos: falta de control interno, problemas contables, falta de inventario. Incluso el hospital no se encuentra asegurado (salvo las ambulancias), algo que el informe ve como una grave falencia.
Las horas extras de los profesionales y el cobro como monotributistas es similar a Tartagal: hay profesionales que pertenecen a planta permanente y transitoria de la institución que además son tratados en calidad de monostributistas para realizar horas de guardia activas y pasivas.
“Se verificó la insuficiencia de profesionales en las siguientes especialidades: anestesistas, neonatólogos, enfermeros pediátricos, técnicos de laboratorio, agentes sanitarios”, dice el informe.
A la falta de planos aprobados y de estudio para casos de emergencia, al nosocomio se le suma como problema que el cielorraso utilizado es el menos recomendado por ser muy combustible. Como si esto fuera poco, el hospital no cuenta con matafuegos ni red hidrante en el sector de Sala de Máquinas; ni en consultorios, guardia y terapia. Incluso falta la manguera hidrante.
La auditoría critica, asimismo, cambios en el destino previsto originalmente en el proyecto ejecutivo; por ejemplo, la oficina administrativa de morgue se ocupa como habitación para ginecólogos.
“El sector de práctica odontológica cuenta con ventiladores suspendidos en cielorraso, no aconsejable por razones de higiene y seguridad laboral”, señala el trabajo.
FUENTE : www.lagacetasalta.com.ar
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