La mujer tenía la función de limpiar los cuerpos en la morgue cuando tenía 38 años. Una noche, ante la tentación de un miembro enorme y carnoso, sucumbió al deseo y comenzó a practicarle sexo oral. Pero en la continuidad de su "juego", decidió ir por todo y se montó sobre el cadáver.
Al poco tiempo consultó al médico por un retraso en su período menstrual y descubrió con sorpresa que estaba embarazada.
Allí decidió contar la historia de aquella noche de fuego sexual con el cadáver, y como en el estado está condenada la necrofilia fue a parar a prisión.
En ese momento la mujer decidió confesar la verdad que había ocultado con su historia sobre el cadáver. En realidad, el bebé fue engendrado por un sujeto con el cual ella mantenía relaciones a pesar de la negativa por parte de su familia.