De pronto, lo que debería ser una experiencia agradable para toda la familia se ve teñida de intranquilidad por tener que dejar a nuestro hijo varias horas lejos de casa.
¿Cómo hacer para no transmitirle nuestras dudas o temores?
¿Cómo irnos tranquilos cuando nos haga chau con su mano y siga a la” seño”?
La adaptación que los jardines proponen a los chicos también es buena para nosotros, para ir de a poco “soltándolos” y dejándolos que formen parte de un mundo nuevo, propio y de crecimiento para ellos.
Para vivir mejor la adaptación al jardín, nosotros también podemos prepararnos previamente visitando el lugar las veces que consideremos necesario, consultando todas las dudas que tengamos, conociendo a los directivos...
La palabra clave es “confianza”. Si nosotros confiamos en las personas que cuidarán y enseñarán a nuestro hijo, todo será más llevadero y transcurrirá con alegría.
Para esto, aprovechemos las entrevistas que realizan las maestras antes de comenzar las clases para contarles todo acerca de nuestro pequeño, para que ya empiece a conocerlo y preguntemos desde los horarios hasta dónde juega y qué toman en la merienda… En una palabra, todo lo que nos sirva para conocer mejor el lugar donde lo vamos a llevar.
Seguramente que los primeros días de clase tu hijo se va a despedir de vos relajado y contento de pasar un día “en su jardín” si vos le transmitiste la seguridad de que va a estar en el mejor lugar que elegiste para él.
